domingo, 14 de junio de 2009

Bandada de pichones; desbandada de amantes...

Hace ya muchos años, cuando era joven y célibe, me volvía loco por las chicas. Esto no constituye una rareza, especialmente en un muchacho señalado por el destino como maníaco sexual en potencia.

La verdad es que, cuando a un hombre joven no le gustan las chicas, lo más probable es que algún psicoanalista acabe por decirle que está enamorado de su padre o de su madre...

Así es que aconsejo a los adolescentes que empiecen a perseguir a las chicas el mismo día en que comienzan a vestirse por sí mismos, y que desdeñen cualquier veleidad que no haría más que llevarles a la ruina física y moral, perjudicándoles incluso en su carrera política, ocasionalmente.


No se preocupen de lo efímero del escarceo nocturno habitual propio del Carmen...

asimismo, no jueguen todo al mismo número, en un encuentro indefinido con una pseudoesposa.

“¡sic transit gloria!”



5 comentarios:

  1. hombre, ese consejo ya es bastante ruin moralmente

    ResponderEliminar
  2. la moralidad es el dinero de los pobres

    ResponderEliminar
  3. has reinventado ese refran mil veces, cambiando moralidad por orgullo, dignidad, y tantos otros conceptos respetables

    ResponderEliminar
  4. verdaderamente te falta más de 1 tornillo!
    no me puedo creer que estés propagando por la red tus ideales... maldita sea!

    ResponderEliminar